Buenos días corazona, espero que te hayas levantado con alegría, y si no es así, espero que esta lectura te motive a ello…
Uno de los grandes hándicap de las mujeres con las que desarrollo mi trabajo diario, es el de la dificultad que encuentran en mostrar una parte de sí mismas que hasta el momento han considerado que les iba a limitar y a entorpecer en el mundo relacional.
Lo cierto es, que la necesidad de ser admitida y reconocida por el entorno o por la sociedad, hace estragos en nuestros comportamientos, ya que nos hace perder el vínculo con las intenciones que tenemos cuando estamos en nuestro potencial. Por ello, cuando no nos permitimos conectar con la parte que nos ayuda a estar en sintonía con nuestra manera de pensar/actuar, se genera una desconexión que provoca desconfianza y pérdida de claridad en una parte de nuestra personalidad, y ser fiel a una misma se hace cuesta arriba.
Esto comienza a apreciarse porque la expresión que manifestamos al mundo no tiene cambios, no tiene añadidos positivos, no tiene la libertad de moverse en otras direcciones.
Y lo peor de todo, es que creemos que esta necesidad de funcionar de X forma, es por culpa de determinadas personas con las que no sabemos estar con autenticidad, porque creemos que nos lo auto imponen, o porque realmente nos relacionamos con personas que esperan de nosotras una forma de ser distinta a la que somos.
Cuando vas encontrando el camino de la autofidelidad, te vas abriendo a la posibilidad de abandonar la complacencia y comienzas a ver el atractivo que tiene abrirte a lo nuevo que hay en ti para experimentar la vida y las relaciones desde ahí. Entonces, percibes día tras día el empuje y la confianza que te va avisando de todo lo bueno que está por llegar.
Cuando no somos conscientes de cómo aparece la necesidad de funcionar de una manera autoimpuesta para que nuestra vida siga siendo como hasta ahora, no paramos de estar manipuladas por la monotonía o por la improvisación. Esto es inevitable.
Esto comienza a apreciarse porque la expresión que manifestamos al mundo no tiene cambios, no tiene añadidos positivos, no tiene la libertad de moverse en otras direcciones.
Y lo peor de todo, es que creemos que esta necesidad de funcionar de X forma, es por culpa de determinadas personas con las que no sabemos estar con autenticidad, porque creemos que nos lo auto imponen, o porque realmente nos relacionamos con personas que esperan de nosotras una forma de ser distinta a la que somos.
Cuando vas encontrando el camino de la autofidelidad, te vas abriendo a la posibilidad de abandonar la complacencia y comienzas a ver el atractivo que tiene abrirte a lo nuevo que hay en ti para experimentar la vida y las relaciones desde ahí. Entonces, percibes día tras día el empuje y la confianza que te va avisando de todo lo bueno que está por llegar.
CINCO SEÑALES DE FIDELIDAD A TI MISMA
Las personas de tu entorno notarán un cambio y no siempre te alabarán por ello, es más, puede que justo hagan lo contrario. A veces gustamos más sin hacer ruido y sin decisiones propias porque desde ahí somos más manejables. Pero ya no te acogerás a esto para perder tu brújula. 
Tendrás inquietudes y actitudes nuevas que te llevarán a provocar situaciones que reflejen novedad y crecimiento en ti. 
Te surgirán oportunidades que no creíste jamás tener tanto profesionales como personales.
Regularás la necesidad de gustar o impresionar por encima de todo y podrás mostrarte de forma genuina sin sentir culpas o dudas constantes que te cuestionan si ser así, está bien o mal. 
Te sentirás con la libertad de elegir con quien estar, cómo vestir, qué estudiar, qué comer, cómo pensar, cómo actuar y dónde trabajar.
Abrazo grande.
