Buenos días bella ¿Qué tal has pasado estos días?
Espero que te hayan pasado cosas interesantes, de esas, que cuando te da por atender, te hacen conspirar a favor de ti misma y ser más permisiva con tu drama. Deseo que hayas encontrado aquello que buscabas que estaba en objetos perdidos, para que así comiences a ser consciente del poder que tienes, y ahora puedas percibirte un poco más sabia y más llena. Porque habitarse internamente desde lugares nuevos, es ensalzar la esencia y el espíritu que cada una lleva dentro, y que a menudo, por no decir cada día, olvidamos su existencia, su utilidad y su magnificencia.
Hoy quiero comenzar con una pregunta:
¿Cómo consideras que has sido educada en cuanto a aprender a dar y recibir, y qué parte consideras que te cuesta más liderar?
Hoy quiero hablar sobre cómo no haber aprendido la gestión de donar y acoger, provoca crítica hacia dentro de una misma, o hacia los demás…
Hay personas que creen que tienen mucho que ofrecer y poco que aprender, y otras, lo viven a la inversa: mucho que aprender y poco que dar. Tú en este momento de tu vida: ¿Dónde te encuentras con respecto a esto? Porque aunque en nuestra forma de funcionar habita más una de las dos tendencias, también puede ir oscilando dependiendo de la etapa en la que te encuentres…
Los comportamientos de dar y recibir son influidos por varios factores:
1. Tu edad. Porque estar en la etapa de la adolescencia o en una etapa más madura, hace que experimentemos la inocencia de formas distintas. Y por otro lado, el background no es el mismo a una edad que a otra, y este último cuenta mucho a la hora de cómo el hecho de dar y recibir, nos provoca ambigüedad.
2. Tus valores educacionales y las percepciones que tengas de ellos. Siempre hay amor y a la vez juicio en algún valor familiar que nos crea resistencia a la hora de aprender de él. Puede ser que vengas de una familia más de dar que de recibir y eso hasta el momento, no lo has tenido en cuenta, o puede que haya sido al revés. Es igual, porque ambas, influyen en cómo actúas con respecto a ello.
3. Cómo has desarrollado la relación intrapersonal: si consideras que tienes localizada y reconocida el área donde se haya tu confianza, no lo vivirás como una dicotomía, pero si no es así, puede que te sientas pequeña e indefensa aunque hayas aprendido a disimularlo, ya que, quien no conoce el rasgo que le da confianza, le cuesta establecer sus propios ideales y le cuesta medirse en dar, o espera que le den.
4. Cómo percibes el mundo, si este te genera confianza o si desconfías a grandes rasgos y crees necesitar protegerte. Esto se nota en cómo nos relacionamos con el dinero, con las relaciones y a la hora de exponer la idea de quienes somos.
Cuando uno sabe lo que aporta, inevitablemente recibe lo que está diseñado para él. Cada día tu esencia tiene una propuesta de valor que te pide pensar en ti para expandir lo que traes de serie. Pero cuando abandonas y te entrampas con la pereza, la crítica es inmediata y el recibimiento natural de la vida desaparece. Conocer qué hay en tu interior, que está obstaculizando que puedas sentirte libre para SER, te proporcionará un sendero nuevo donde encontrarás respuestas.
Te recomiendo el libro de: “Saber asir, saber soltar” de Ramiro Calle.
Abrazos llenos de energía querida amiga.
Feliz fin de semana.
