Buenas bella!!!
– ¿Cuántas veces te has planteado a lo largo de tu vida que a lo que te has dedicado o has estudiado, no era lo que hubieras querido para ti?
-¿Cuántas veces no has disfrutado del camino elegido, y sin embargo, has creído que no tenías otra opción?
– ¿Cuántas situaciones te han llevado a creer que debías ser de una determinada forma distinta a la que ya eres?
“El síndrome del impostor nos permite llegar a hitos, pero no nos permite creernos merecedores de ellos”
Cuando nos condicionan nuestros remordimientos de conciencia, vivimos en alerta y sin bajar la guardia, y eso, es agotador. Detectar el vínculo que tenemos con aquellos aspectos que hemos adoptado al pensar que ellos nos abrirían las puertas que deseábamos abrir, es una condena permanente.
Ahora toca soltarse la melena, descubrir ese rasgo que vive apalancado en ti, para que este por fin pueda hacerse visible sin remordimiento alguno.
En el momento en el que tu expresión se siente cohibida, estás condicionándola y prohibiéndola el paso. Vives acostumbrada y cómoda en una apariencia que has aprendido a dominar para que esta te dé pocos problemas.
“Tu ojos miran lo que desean y sin embargo, tu mente piensa que no puede dárselo”
“¿Qué característica expresiva has abandonado de tu apariencia y cuál es la expresión adquirida por la que la has sustituido?”
No se trata de eliminar lo que has ido aprendiendo, se trata de devolverte lo que un día te perteneció y en aras de querer atender aquello que creíste que debías ser, lo apartaste e ignoraste hasta casi borrarlo de tu esencia.
“Se trata de descubrir quién eres, no quién quieres ser”
El síndrome del impostor, nos hace creer que somos un fraude y que en algún momento las personas se van a dar cuenta de que no somos aquello que les hemos vendido. Y es que, esta auto falsedad inconsciente, lleva consigo el convencimiento de que debes expresarte y mostrar al mundo tu mejor versión y que esta no se encuentra dentro de ti, sino en alguna característica de fuera.
Te hace modular actitudes frente a ciertas personas y te hace creer que eso es lo más apropiado y correcto para tener éxito.
¡Pero ya basta! Vivir en una inconformidad perenne es desgastador. Aprende de todo eso que habla de tu persona y de aquello que tienes que empezar a valorar para que solo y únicamente desde ahí, quieras mostrarte al mundo.
Vamos que TÚ PUEDES y si quieres YO te acompaño.
Te abrazo fuerte.
