Hoy es un día muy especial… Hoy es un día, en el que más que nunca, creo necesario desnudarme para contar un poquito más de mi historia y con ella ayudar a muchas mujeres y hombres a recuperar y encontrar su esencia.
Mi nombre, Duduyemi, de origen Nigeriano significa «digna de mi color».
Nací en Alemania y al año de nacer, mis padres regresaron a España. A pesar de que en aquellos tiempos había muy pocos inmigrantes negros en Madrid. Yo supe hacerme mi hueco, pero no precisamente con dignidad, ya que vivía con el pánico de ser yo misma, con mi piel y con mi nombre «extraño». Quería ser como el resto, porque en aquel entonces creía que eso era lo bueno, lo auténtico y lo correcto.
Diariamente es de lo que me rodeo: mujeres que van en busca del auto conocimiento para salvarse de la trampa que conlleva no hacer una revisión de uno mismo, es decir no permitirte ser tu misma por miedos, desconocimiento y complejos de querer vivir desde tu parte oscura, apartando y aplastando tu parte divina, esa parte DIGNA y GENUINA que desconocemos y que nos hace ser diferentes y vivirnos con AUTENTICIDAD.
Conocí a esta increíble Fotógrafa Mara Saiz, en un momento en que estaba reconociendo mis raíces como nunca lo había hecho; estaba en un proceso de reconciliación con una parte de mi físico. Esta vez era mi cabello. Durante muchos años lo maltraté poniéndome extensiones, aplicándome productos nocivos.
Me auto engañaba, ya me decía a mi misma que me gustaba cambiar de look, y lo que no me gustaba ni aceptaba era mi cabello. Pensaba que si no tenía el cabello que imitaba el cabello caucásico europeo no era bella, era como castrar una parte de mis raíces.
Una de las razones por las que me hice Coach de imagen, es porque creo firmemente que la belleza está por encima de cualquier estereotipo o de tener una apariencia «bella», además pienso que hay muchísimas personas perdidas en una imagen que no les pertenece, o bien porque no se sienten bellos o porque pretenden ser otra persona.
Si vosotros supieras lo emocionante que es conocerse y cómo esto transforma la visión que tienes de ti, el mundo dejaría de cuestionarse si hubiera sido mejor ser de otra determinada manera.
Hay algo verdaderamente valioso que más allá del «ver» y que encontramos en el «sentir». El sentimiento es una energía fortalecedora tan poderosa, que nos ayuda a proyectar lo que creemos de nosotros allá donde vayamos. Por eso ayudo a que las personas proyecten sus cualidades de manera natural y cómoda y a que experimenten ponerse el «traje de la aceptación» y del reconocimiento de su imagen.
http://www.marasaizphoto.com/ A Mara la conocí a través de una de mis mejores amigas y es increíble como ayuda a sacar lo mejor de ti, con su delicadeza y gran amor que siente por el arte de la fotografía. ¡No he visto una cosa igual! Son auténticos retratos, sabe penetrar en ti para que de alguna manera saques tu esencia desde un lado muy profundo. Como dice Mara: «Yo fotografío almas.»
Os muestro otras mujeres que vivieron esta GRAN EXPERIENCIA y las cuales opinan que hubo un antes y un después de hacerse estas fotos, porque de alguna manera las ayudó a reconocerse.
Mara Saiz: Mil gracias por pertenecer a esta nueva etapa del «Regreso a mi misma» no lo podía haber descrito mejor. Eternamente agradecida.
Guerreras de la luz, espero como siempre haberos ayudado a penetrar un poquito más en vosotras, para que saquéis el power que lleváis dentro…¡A por todas!
4 comentarios
Que hermoso Duduyemi, felicidades y gracias por compartirnos por motivarnos a regresar a nosotras. Eres bellísima.
Millones de gracias, mi regalo es saber que puedo ayudar a personas como tu,un abrazo grande, se feliz!
querida , las fotos son increibles y tu post maravilloso, tengo la gran suerte de conocer a esta super-fotografa que por donde va deja huella, como tú, espero que nos podamos ver muy pronto. felicidades por tu gran trabajo!
Sabes que creo Carla? Que cuando las personas Bellas de alma se reconocen pasas cosas realmemte bonitas y si tienes la capacidad de ver la belleza de otros es porque tu también lo eres.
«Namaste» querida.